El 27 de marzo de 1945, cuando Berlín ya ardía bajo las bombas y el régimen nazi tambaleaba sobre sus ruinas, la Argentina finalmente declaró la guerra a Alemania y Japón.
Fue un gesto tardío, largamente postergado, negociado a contrarreloj y envuelto en ambigüedades.
También fue -y sigue siendo- una decisión que condicionó la reinserción internacional del país en la posguerra..